ChascomúsLa capilla de los negros recibió al abuelo de la patria
12 julio, 2022
Una es Soledad Luis, afrodescendiente y nieta de Eloísa González Soler, la primera que abrió al pueblo la casa hoy llamada capilla de los negros de Chascomús, provincia de Buenos Aires. La otra emocionada es la porteña Tamara Barbará, coordinadora de la primera comisión afro en un sindicato, la Asociación del Personal Legislativo (APL) y cabeza de la nueva Pastoral Afro de la iglesia católica argentina.
“Es muy emocionante recibirlo al negro Manuel. Mucha gente trae imágenes religiosas hace años, pero nunca tuvimos una de ellas. Que tanto tiene que ver con nuestra historia”, reconoció la responsable de la capilla de los negros y guía turística municipal. Soledad deja la imagen del testigo del milagro de la Virgen de Luján, su primer devoto y el primer esclavo liberado en Argentina, en el altar que su abuela, Eloísa, construyó en 1945 cuando dispuso abrir la casa de los negros a todo el pueblo.
El negrito Manuel quedó a los pies de una imagen de la Virgen gaucha, la patrona de la Argentina, en una mesa con mantel blanco, entre varias imágenes de vírgenes y santos rodeados de velas y rosarios. Por encima cuelga una gran cruz como si fuera una iglesia. Aunque no lo es. De hecho, sólo se celebró una misa a los 90 años de Eloísa, que vivió hasta los 104.
La capilla de los negros es un espacio interreligioso y espiritual centrado en la cultura afro donde conviven las imágenes umbandas, otros ritos africanos, con fotos familiares, poemas y canciones colgadas en las paredes de origen rioplatenses.
De una bolsita de papel marrón Gabriel “Pato” Duna, peregrino e integrante de Misioneros de Francisco de Luján, extrae la imagen del africano que fue traficado en 1630 primero a Pernambuco, Brasil, y luego a los campos de Rosendo, hoy localidad de Zelaya, en la provincia de Buenos Aires, donde cuenta el milagro que las carretas con las imágenes de la Virgen no se quería mover por lo que dejaron una de ellas y al cuidado de este esclavo, quien con el paso del tiempo inició su devoción y por intermedio de ella las curaciones a todo peregrino que se acercaban con una enfermedad, como le ocurrió al sacerdote Montalvo, el primer capellán oficial de la Virgen de Luján.
Sí el general José de San Martín es el padre de la patria, el negro Manuel es el abuelo, al llegar en el siglo XVII a la pampa húmeda y ser quien inicia el culto a la patrona de nuestro país. Sin Manuel no estaría la devoción a la Virgen gaucha quien junto al pueblo de Luján logró que se convirtiera en el primer liberado cuando la abolición de la esclavitud llegaría 200 años después. Un milagro que seguro hará mella en el Vaticano que estudia su proceso de canonización mientras que el Papa Francisco lo reivindica como emblema de la fe sencilla, la llamada teología pastoral del Pueblo como llamó el Padre Rafael Tello.
En el altar que Eloísa montó una de sus imágenes más querida, que heredó de sus abuelos, es la Virgen negra de madera. Lo contó Soledad, su nieta, quien nos explicó la variedad de imágenes de origen afro: San Martín de Porres, Santa Josefina Bakhita, San Benito, la Virgen Morena de los Milagros.
No hace dos días se montó la capilla. Los afros se hicieron su lugar en Chascomús en 1862.
No depende de la iglesia católica. Fue construida por la fe popular, por los primeros libertos. Allí usaban la casa como refugio para candombear y por ello el barrio donde se ubica se lo conoce como “el tambor”. Así no perdieron sus raíces culturales. De hecho, hasta el día de hoy siguen los talleres de candombe. “Los negros llegaron por los hacendados que los compraban en el puerto de Buenos Aires y luego lo trasladaban a Chascomús para usarlos como mano de obra. Los hombres en el campo y las mujeres en la tarea doméstica”, relató Soledad, heredera de la llamada capilla de los negros, que se ubica en la localidad semi-rural famosa por haber parido el primer presidente tras la última dictadura militar. A metros de su inmensa laguna se sostiene la antigua casa de adobe y piso de tierra sobre la avenida Juan Domingo Perón.
Antonio, el hijo menor de Eloísa, hizo la transición de la capilla a Soledad, quien cuenta que su abuela nunca le explicó el mandato, sólo le pedía pasar la escoba. “Desde chiquita iba los domingos a pasar el día con la abuela, los tíos y primos. Nunca me dijo que debía hacer. Si me ponía a barrer. Tenía un imán con la gente del pueblo. Iban a hablar con ella. Entonces algunos traían sus imágenes», explicó la actual responsable de la capilla de los negros a la comitiva llegada desde Buenos Aires.
Eloísa nació en Argentina, en 1896, se casó con un español y tuvieron 10 hijos, su apellido tiene origen en la familia que la empleó, mientras que su tatarabuelo fue uno de los que montó la casa de los africanos y esclavos, hoy llamada capilla. Eloísa salía solo los domingos de la casa de sus patrones. Entonces se iba a la casa con ventanas de dos hojas, bancos verdes, a candombear. Así se constituyó en el alma mater de la capilla de los negros que conmocionó hasta al vecino más legendario, Raúl Alfonsín. Fue por él que por primera vez en su vida salió de Chascomús directo a la Casa Rosada.
En la capilla de los negros no se hacen misas. La única a los 90 años de Eloísa por el obispo local amigo de ella. Es turístico, cultural e histórico vinculado a la libertad y la verdadera y nunca bien ponderada historia de los africanos al fin del mundo.
“Los negros fueron parte de la construcción de los pueblos. No eran solo aguateros, vendían empanadas o las mujeres en el trabajo doméstico. El negro tiene historia en Argentina y en Chascomús. La estructura cultural afrodescendiente está muy presente. Nuestros antepasados participaron en el crecimiento de todo un pueblo, fueron parte de las guerras independentistas, integraron los fuertes, fueron parte de la construcción de la sociedad, no olvidemos a María Remedio del Valle, la capitana del ejército del Norte o al autor de la Marcha de San Lorenzo como al mulato sargento Cabral, que le salvó la vida a San Martín”, explicó Soledad continuadora desde el corazón y su profesión como guía turística y de la historia de los afros, que nos recuerda que no murieron todos con las epidemias o guerras, y que hasta pudieron superar el sometimiento en servidumbre o los abusos sexuales.
Un temporal en el año 1950 voló la capilla, en ese entonces el techo era paja, y se volvió a reconstruir logrando años después que sea, por un lado monumento histórico nacional y también reconocida por la UNESCO como parte del programa la ruta del esclavo del Río de la Plata, que incluye entre sus puntos más salientes: la trata negrera a las capillas de la provincia de Córdoba, en la ciudad de Alta Gracia, construida por los africanos y jesuitas, como la milonga y el tango de raíces negras, y el puerto de Buenos Aires donde arribaron los miles de traficados.
La comitiva que entregó la imagen de Manuel de Luján a la capilla de los Negros contó con la presencia del legislador de San Pablo, y actual tercer candidato a diputado federal del PT, Emerson Osasco, de raíces afro y nacido en una comunidad, ex favela, y por los locales de la Pastoral Afro de origen sindical en APL Lucas Stracan y Flexa Correa Lopes, más los miembros del Observatorio de Derechos Humanos de la CGT, Martín Giambroni y Ezequiel Conde.
El día anterior al viaje a Chascomús estos “samaritanos colectivos” participaron en la Casa Rosada de la charla: “La importancia estratégica de la elección presidencial en Brasil” organizada por la delegación en presidencia del gremio UPCN (Unión del Personal Civil de la Nación) junto a la secretaría de relaciones internacionales del Movimiento Evita.
Luego del profundo debate político en la Casa de Gobierno fueron al origen de la Pastoral Afro, la capilla presidencial. El año pasado allí dejaron la imagen del Negro Manuel en el espacio fe católica más cerca a los presidentes y sus equipos. “Paciencia como el Negro Manuel y que él nos guíe”, sostuvo Francisco a los argentinos. (Télam)