Miramar: En las playas de Centinela del MarDescubrieron cuchillos ingleses postmedievales en las playas de Centinela del Mar

Miramar: En las playas de Centinela del Mar

Descubrieron cuchillos ingleses postmedievales en las playas de Centinela del Mar

12 junio, 2022 Desactivado Por Germán Costanzo Castiglione

Según relevó un matutino porteño, los restos pertenecen a un naufragio del siglo XVII y son idénticos a los que atesora el Museo Británico.

Al menos 14 cuchillos que pertenecieron a la tripulación de un navío inglés naufragado en nuestras costas alrededor del 1700 fueron hallados por la labor de un investigador de Mar del Plata. El anuncio fue realizado mediante el diario La Nación y bajo la autoría de Facundo Di Génova, quien sostiene su fuerte vínculo con Mar del Sud y el distrito al haber realizado artículos sobre la historia de General Alvarado en esa editorial y, además, al publicar el libro En el lejano Sudeste. A continuación, la transcripción.


En las playas de Centinela del Mar suelen aparecer con frecuencia restos de tiempos muy antiguos, desde fósiles de la megafauna sudamericana hasta porcelanas inglesas de la fábrica Spode, pero ahora un nuevo hallazgo sorprendió a los expertos en arqueología marina.

Se trata de una serie de al menos 14 cuchillos con cabo de hueso decorados con patrones geométricos que pertenecieron a la tripulación de un navío inglés naufragado en las costas del sur bonaerense, de acuerdo con el trabajo del investigador marplatense Walter Puebla.

Puebla, quien confió la primicia del hallazgo a La Nación, consultó con arqueólogos británicos y argentinos durante ocho meses para determinar la procedencia de estos pecios hasta ahora desconocidos y la fecha estimada en que llegaron a las playas argentinas, cuando aún no existía el Virreinato del Río de la Plata.

En las playas de Centinela del Mar suelen aparecer con frecuencia restos de tiempos muy antiguos (Facundo Di Génova/La Nación)

Según le confirmaron al investigador en el Museo Británico, estos cuchillos son idénticos a los que se encuentran catalogados en el Programa de Antigüedades Portátiles: pertenecen al período postmedieval, están datados en fechas que van desde los años 1500 hasta el 1700 de nuestra era, y son de manufactura inglesa.

«Tienen la particularidad de estar elaborados con hueso con un tallado a mano que se utilizaba en esa época», cuenta Puebla, quien donó uno de estos cabos al Museo de Miramar y suele colaborar también con el Museo de Mar Chiquita.

«Su diseño consiste en un centro con espacios simultáneos de tres líneas horizontales y en los laterales un estilo de ‘escotilla cruzada’, lo que ayudaba a mejorar el agarre en caso de manos mojadas», agrega.

Puebla encontró dos cuchillos durante una recorrida por la playa luego de un temporal, en la desembocadura de uno de sus tres arroyos, y más tarde logró identificar otros doce cuchillos que habían sido encontrados por personas cercanas al lugar durante los últimos veinte años.

Lo curioso es que ninguna de las personas conocía su procedencia, ni la época en que fueron fabricados y mucho menos su utilidad, ya que después de 400 años en el mar los cuchillos habían perdido completamente su hoja de hierro.

En Argentina, estos objetos son considerados bienes arqueológicos. Esto quiere decir que están protegidos como parte del patrimonio arqueológico del país y su extracción o alteración está penada, de acuerdo con las leyes 25.743 y 26.556.

Arriba, los cabos que pertenecen al Museo Británico. Abajo, uno de los mangos que encontró Walter Puebla en Centinela del Mar y que donó al Museo de Miramar (Walter Puebla/Museo Británico)

Cuchillos ingleses fosilizados en el mar argentino

«Dado el tiempo transcurrido, los cuchillos se encuentran fosilizados y bajo un microscopio se puede observar pequeñas incrustaciones de conchilla adherida», detalló.

«La mayoría tiene cuatro orificios que se posicionan en forma algo aleatoria. Dos eran para sujetar las hojas al mango y los demás unían las cachas de hueso», amplió.

La mano de Walter Puebla con uno de los pecios hallados en las playas de Centinela del Mar (Walter Puebla)

«Otros cuentan con cinco orificios y al clasificar su ubicación se suponía que eran pertenecientes a navajas, lo cual aún está en estudio. Las cachas estaban unidas por remaches de hierro», subrayó.

El marplatense también trabajó con la colección particular de Carlos Canelo, un residente de Centinela del Mar quien administra la pulpería La Lagartija, que hace de almacén a la vez que de museo y de centro de interpretación de las culturas nativas.

Otro de los cabos pertenecientes a cuchillos ingleses postmedievales hallados por Walter Puebla en Centinela del Mar (Walter Puebla)

Pero su investigación dio un giro especial cuando todos los expertos británicos consultados confirmaron lo mismo: los restos pertenecen a cuchillos ingleses que eran empleados por la marinería de la época, alrededor del 1600.

Así lo determinaron el doctor Kevin Leahy (asesor nacional de hallazgos del Museo Británico); Stuart Wyatt (del departamento de Arqueología en Londres); Gail Boyle (arqueóloga del Museo Bristol); Hazel Forsyth (curadora de antigüedades del museo de Londres); y Michael Lewis (jefe de esquema y tesoro del museo Británico), según detalló el mismo Puebla.

Los restos pertenecen a cuchillos ingleses que eran empleados frecuentemente por la marinería de la época, aproximadamente por los años del 1600. Imagen: hundimiento del Gloucester (1682) (Enciclopedia Británica)

«En el museo de Londres tienen la serie más grande y varios ejemplares de esa colección tienen exactamente el mismo tallado y distribución de orificios que los hallados en Centinela del Mar», confirmó Puebla a La Nación.

De acuerdo con Gavin MacGregor, investigador del departamento de Arqueología de la Universidad de Glasgow, este diseño de sombreado cruzado en los mangos se encuentra comúnmente en los cuchillos del período post medieval y «tiene un propósito tanto decorativo como funcional, porque mejora el agarre del mango».

Exploradores, esclavistas y balleneros

«En esos tiempos el paso natural entre el Océano Atlántico y el Pacifico era a través del estrecho de Magallanes o el Cabo de los Hornos. Navegar por nuestra línea costera era un periplo peligroso, dado que no había muchas referencias náuticas», contextualizó Puebla.

La propulsión de las embarcaciones era a vela y utilizaban cascos de madera. Si los sorprendía un temporal, podían colisionar con pronunciadas restingas o varar en bancos de arena. La nave que yace en Centinela del Mar podría ser un barco explorador o comerciante.

Probablemente nunca se sepa qué es lo que ocurrió con la tripulación, si pereció en el naufragio o logró llegar a la playa y trabar contacto con las culturas nativas de la época. «Cuando ocurrió el naufragio el área era casi inhóspita y solo era visitada por aborígenes en época de caza de lobos marinos», contó el investigador.

Walter Puebla con uno de los antiguos manguitos ingleses de hueso, el cual donó recientemente al museo (Museo y Archivo Histórico de Miramar)

En esos tiempos, la región figuraba en los papeles como administrada por el Virreinato del Perú y era frecuente la llegada de sucesivas expediciones de Francia y Gran Bretaña interesadas en las tierras de la Patagonia. Esto motivó a que España formara un nuevo virreinato (1776), el del Río de la Plata, para dominar las costas, pero esto ocurrió varias décadas después del naufragio en Centinela del Mar.

De acuerdo con información de la Cancillería Argentina toda «la región austral de América, con sus costas, mares e islas, quedó indiscutiblemente preservada bajo la soberanía española a través de los diversos tratados suscriptos en este período, como el tratado ‘Americano’ de 1670 entre España e Inglaterra».

Además de navíos de exploración, comerciantes o tratantes de esclavos, el buque naufragado en Centinela del Mar podría haber estado dedicado a la caza de ballenas.

«Las primeras operaciones balleneras sudamericanas comienzan en 1602», señala el antropólogo Daniel Quiroz, investigador de la Universidad de Chile, en su trabajo La caza de grandes cetáceos en las costas Sudamericanas (1602-1985).

Y detalla que la única base ballenera del sud atlántico era la de la Real Compañía Marítima en Puerto Deseado. El resto de los barcos balleneros que incursionaron en nuestras costas eran estadounidenses o ingleses.

«Centinela del Mar tiene un entorno muy natural y agreste», cuenta Puebla. «En sus playas han quedado almas de viejos navegantes, y en lo profundo, sus misterios», suma.

FUENTE:EL DIARIO DE MIRAMAR