Habla El Responsable Papal Para AmÉRica Latina«Una oportunidad para construir la Patria Grande» desde el Vaticano

Habla El Responsable Papal Para AmÉRica Latina

«Una oportunidad para construir la Patria Grande» desde el Vaticano

12 marzo, 2022 Desactivado Por Germán Costanzo Castiglione

El mexicano Rodrigo Guerra López, analizó los nueve años de la elección de Jorge Bergoglio como el primer papa de la región en dos mil años de historia de la Iglesia y consideró, durante una entrevista con Télam, las características de su papado.

Licenciado en Filosofía por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, Rodrigo Guerra López también es miembro de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales del Vaticano, como los argentinos Martín Guzmán y Gustavo Béliz, desde que fue nombrado por el papa en enero de 2021.

En 2020 Francisco escribi su encclica Fratelli tutti en la que nos llama a superar la tentacin de la polarizacin y del extremismo de izquierda o de derecha plante Guerra

«En 2020 Francisco escribió su encíclica Fratelli tutti, en la que nos llama a superar la tentación de la polarización y del extremismo de izquierda o de derecha» planteó Guerra.

Guerra nacido en Ciudad de México en 1966,  llegó a su cargo en julio de 2021 cuando fue designado secretario del organismo en el que este año también fue nombrada la argentina Emilce Cuda. Considera que el papado de Francisco presenta  «una oportunidad para construir la Patria Grande», y llama a la dirigencia a seguir al pontífice en su discurso «contra la polarización extrema». Plantea, además, que en ámbitos políticos el papa argentino «es más citado que leído y puesto en práctica».

-Télam: Hace nueve años la Iglesia elegía al primer papa latinoamericano de la historia. ¿Qué trazos de ese origen se rastrean hoy en la figura de Francisco?

-Rodrigo Guerra López: Francisco es un papa que vive su ser latinoamericano las 24 horas al día. No se ha asimilado a la cultura-ambiente vaticana, sino que al contrario ha mantenido su perfil personal y pastoral, la paternidad que siempre había mantenido como pastor, y todo eso lo mantuvo sin haber sido absorbido por el aparato. Esto nos alecciona a los nuevos para que podamos continuar sirviendo sin renunciar a nuestras identidades. El papa ha mantenido su identidad latinoamericana, a la que muestra en su dinamismo. Es un hombre que está profundizando y madurando en muchas de sus convicciones de antes. Hay cosas que él ya había hablado como arzobispo de Buenos Aires y ahora las profundiza, o que encuentra fórmulas pedagógicas más asequibles. El papa es un hombre en proceso, él se define e invita a los demás a definirse como «personas de pensamiento incompleto».

-T: En varios discursos el papa habló de la integración regional. ¿Cómo ve usted desde la Comisión Pontificia para América Latina (CAL) que ese impulso papal puede ayudar a la construcción de la denominada Patria Grande?

-RGL: Ya mismo hay que promover la integración regional a todo nivel. Si esperamos a que las cosas estén menos tensas vamos a llegar al próximo siglo y no vamos a haber hecho nada. El sueño de una Patria Grande, de una región que, preservando sus diferencias, logre encontrar una forma más sinérgica de colaborar y de defender sus intereses geopolíticos, es una prioridad. No solo a nivel ético, sino a nivel pragmático. Solo una América Latina fuerte y unida puede enfrentar los desafíos comerciales de la nueva realidad económica real y financiera, que imponen una serie de fuerzas tan grandes que si la región está dividida no puede afrontar. Por ejemplo, el problema de la deuda externa. Qué distinto sería que tuviéramos una unidad latinoamericana para contratar y pagar deuda en bloque. La CAL, con ayuda del papa, tratará de estimular acciones que ayuden a que la Iglesia facilite los procesos de diálogo para que la unidad latinoamericana pueda ser más visible y efectiva. Y este pontificado es una oportunidad que no hay que dejar pasar para esa construcción. América Latina tiene una enorme fragilidad si se mantiene dividida.

-T: ¿Cómo se para la CAL ante la creciente latinoamericanización de Estados Unidos, a raíz del reciente encuentro que organizaron para acercar al papa al público de ese país?

-RGL: La CAL tiene el nombre de América Latina no por una región geográfica sino por un fenómeno cultural que somos los latinoamericanos. Parte de nuestro horizonte está donde están los latinoamericanos, como Estados Unidos y Canadá. Por eso parte de nuestro plan de acción para los próximos años será el estimular el diálogo Norte-Sur a nivel de Iglesias, de sociedades, de académicos, de inmigrantes. Debemos realizar el viejo sueño de Juan Pablo II, de una América más fraterna y más colaborativa. Una sola región geopolítica, que se reconoce hermanada por la historia, la Tierra y que requiere de mayor unidad para poder interactuar con el resto de las regiones del mundo. Esta geopolítica pontificia no es una chabacanería, es en el fondo lo que puede ayudar a nuestras regiones a no vivir siempre siendo objeto de sacrificios por parte de los poderosos. Si algo padece América Latina es la división y la fragmentación. Se requiere una región más unida y con una colaboración solidaria con los países que están más al Norte.

«EL PAPA DIBUJA UNA HOJA DE RUTA PARA NUESTROS PUEBLOS»

Desde su oficina en la Via della Concilliazione, a cargo del organismo tras ser designado por el papa en julio pasado, Guerra aseguró que en sus visitas a la región Francisco vio cómo «los jóvenes son un lugar privilegiado para constatar el cambio de época», al tiempo que destacó la atención del pontífice hacia las personas privadas de su libertad y las mujeres latinoamericanas, a partir de la idea papal de que «sin lo femenino es imposible comprender cabalmente a la Iglesia».

-Télam: En las visitas que el papa hizo a la región se mantienen constantes sus encuentros con jóvenes latinoamericanos ¿Cómo lo ve?

-Rodrigo Guerra López: Ha visitado países como Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba, México, Colombia, Chile, Perú, Panamá… en todos los casos Francisco ha buscado animar a los jóvenes. Lo hace convencido de que los jóvenes son un «lugar» privilegiado para constatar el «cambio de época» y para encontrar las energías para que este cambio se oriente con esperanza, con criticidad, y con un renovado horizonte de futuro. En Cuba, por ejemplo, Francisco insistió a los jóvenes que «no pierdan nunca la capacidad de soñar». Esta no es una frase cándida: con plena conciencia de las dificultades que viven los hombres y mujeres en Cuba, invita a no cancelar la posibilidad de imaginar nuevos escenarios personales y colectivos para los habitantes de la Gran Isla del Caribe. En otros momentos, ha invitado a «hacer lío», es decir, a correr el riesgo de desafiar la cultura caduca y agotada innovando, saliendo de sí, construyendo experiencias de nueva fraternidad y justicia.

-T: También ha reservado sus momentos de encuentro con personas privadas de la libertad durante sus viajes a la región…

-RGL: Francisco no deja de abrazar a quienes más heridos se encuentran, como lo son los reclusos en centros penitenciarios. Muchos de ellos han sido criminales o delincuentes. Muchos de ellos han tocado fondo. Y precisamente con ellos busca anunciar que sólo la misericordia salva. Gracias a estos gestos, Francisco cuestiona mi conciencia burguesa, moralista. Mi conciencia que tiende a mantenerse en una zona de confort. Francisco así dibuja como una hoja de ruta para nuestros pueblos de América Latina: opción por los jóvenes y por los más excluidos para sanar nuestras sociedades de raíz y no de manera meramente cosmética.

-T: Francisco muchas veces ha destacado el rol de la mujer latinoamericana en la historia. ¿Cómo se lee eso desde el Vaticano?

-RGL: El papa Francisco, por ejemplo, en Paraguay, habló de las valientes mujeres que con gran valor y abnegación supieron levantar un país derrotado, hundido, por una guerra inicua. Y lo supieron hacer siendo memoria, esperando contra toda esperanza, y formando nuevas generaciones que pudieran caminar hacia delante.

-T: ¿Y en el contexto actual?

-RGL: También para Francisco, la mujer latinoamericana es «lugar» privilegiado del «cambio de época» y fuente de energías renovadas para tener una nueva sensibilidad personal y social. Es como si el Papa nos dijera que sin el aporte femenino, nadie puede lograr ser pertinente ante el desafío de la nueva cultura aveniente, que en buena medida es «femenina». Es también como si el Papa nos dijera que sin lo femenino, es imposible comprender cabalmente a la Iglesia. La Iglesia es mujer y madre, nos ha dicho el papa hace no mucho. Una Iglesia interpretada unilateralmente desde un paradigma puramente masculino y masculinizante termina siendo una superestructura deforme, que eclipsa el verdadero plan de Dios en la historia.

-T: El papa ha insistido mucho también en su lucha contra la polarización creciente. ¿Es otro tema para el que la región debe tenerlo en cuenta?

-RGL: En 2020 Francisco escribió su encíclica Fratelli tutti, en la que nos llama a superar la tentación de la polarización y del extremismo de izquierda o de derecha que hoy está fracturando tanto las sociedades. Es una vergüenza que en América Latina estemos tan divididos. El extremismo siempre ha existido: el peligro ahora es que devore al centro, que es la geografía política que siempre ayuda a procesar pacíficamente las controversias más extremas. Cuando el centro es muy reducido es que se acercan los escenarios de violencia. Y Francisco en eso es una gran esperanza para la región si lo seguimos desde la conducta comunitaria, especialmente desde la política.

-T: ¿Cómo se ve desde su lugar de nexo entre el Vaticano y la región la proliferación de referencias al papa en la dirigencia política?

-RGL: Francisco es más citado que leído en la política. Es el problema de la cultura del post, de la frase pequeña, de sacar una cita para decorar nuestros discursos y creer que así ya estamos en la línea del papa Francisco. Hay que superar eso: los puros fragmentos no nos permiten ver la riqueza del todo. Un desafío es cómo los políticos pasan de la cita al hecho: de citarlo a ponerlo en práctica.

Y ahí yo distinguiría entre los nacidos antes de los años 90, por ejemplo y los posteriores. Los que estamos acercándonos a la denominada tercera edad creemos que ya entendemos todo muy bien y que nuestro único papel es enseñar. Así es muy difícil ayudar al político mayor de 40 años a descubrir que debe abrirse y valorar positivamente a su adversario.

En las nuevas generaciones veo más esperanza, porque el gran desencanto que generó entre los jóvenes el fracaso social y cultural de la generación de los adultos, y que se llamó como la crisis de la modernidad, les permitió al menos darse el permiso de experimentar nuevos caminos.Es donde hay que apostar, a esa nueva generación de jóvenes políticos. Y ahí es donde entra la última encíclica del papa, Fratelli tutti, que creo que es ante todo un método de educación política para jóvenes.

En América Latina necesitamos sentirnos más orgullosos de nuestro papa latinoamericano. A veces los latinoamericanos, por alguna cuestión histórico cultural, no apoyamos tanto a los nuestros y es muy importante no solo cuando alguien destaca, sino cuando sirve a la humanidad entera que lo valoremos en plenitud. Creo que si hace falta que lo apreciemos más, y no solo a nivel de admiración intelectual, que es lo menos importante, sino que lo sigamos.

FUENTE:TELAM/POR HERNÁN REYES ALCAIDE, CORRESPONSAL EN ROMA