Fármacos anti age¿Los aliados menos pensados en la lucha de esta pandemia?
11 junio, 2021
Un estudio en ratones realizado por investigadores de Mayo Clinic y la Universidad de Minnesota sugiere que este tipo de medicamentos podría mejorar la supervivencia en ancianos con coronavirus
Se sabe que el COVID-19 produce un cuadro de inflamación generalizada en el organismo, y que este estado es mayor naturalmente en las personas de edad avanzada.
Ahora, investigadores de Mayo Clinic y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota demostraron que el COVID-19 exacerba las consecuencias nocivas de las células senescentes en el cuerpo. En estudios preclínicos, los fármacos senolíticos redujeron considerablemente la inflamación, la enfermedad y la mortalidad debida a la infección por SARS-CoV-2 en ratones ancianos.
Los resultados del estudio que se publicarán en la revista Science sugieren que los fármacos senolíticos (aquellos que retrasan el envejecimiento celular) reducían significativamente la mortalidad tras la infección por un coronavirus estrechamente relacionado con el SARS-CoV-2 en ratones de edad avanzada.
Las células senescentes, aquellas dañadas o inútiles que se quedan en el cuerpo, contribuyen en muchos aspectos al envejecimiento y a afecciones como inflamación y varias enfermedades crónicas. Según la hipótesis desarrollada en Mayo Clinic, los investigadores se dispusieron a descubrir por qué la mortalidad del COVID-19 es mucho más alta entre los ancianos y los enfermos crónicos. Mostraron que las células senescentes humanas responden de manera amplificada a la proteína espicular S del SARS y eso las hace aumentar la producción de los factores que provocan inflamación y daño tisular.
“Queríamos determinar si la intervención terapéutica sobre los mecanismos fundamentales del envejecimiento, como la senescencia celular, podría reducir la morbilidad y la mortalidad tras una infección vírica”, explicó la doctora Christina Camell, primera autora del estudio.
Los investigadores también descubrieron que los ratones ancianos a los que mediante un modelo desarrollado en la Universidad de Minnesota se infectó con el virus, incluido un coronavirus relacionado con el SARS-CoV-2, mostraron una reacción amplificada, con más cantidad de células senescentes, inflamación y una mortalidad de casi el 100%.
Cuando los investigadores trataron a ratones similares con senolíticos (fármacos que retiran de forma selectiva a las células senescentes del cuerpo), sea antes o después de la infección, el resultado fue el contrario: los anticuerpos antivirales aumentaron, mientras que los signos de inflamación y las células senescentes disminuyeron, igual que la mortalidad y, por lo tanto, aumentó la probabilidad de que los ratones viejos e infectados sobrevivieran mejor que los ratones más jóvenes.
Los investigadores plantean que reducir el peso existente de las células senescentes en los pacientes más viejos o afectados por enfermedades crónicas puede mejorar su resiliencia y reducir el riesgo de fallecer a consecuencia de infecciones virales, incluida la del SARS-CoV-2. Al momento, están en curso tres de estos ensayos clínicos.
“Pese al aumento en la vacunación, los senolíticos aún son útiles para quienes no pueden recibir la vacuna y, especialmente, para los ancianos que viven en asilos y tienen comorbilidades o problemas inmunitarios”, resaltó el doctor James Kirkland, director del Centro Kogod para el Envejecimiento, junto con la doctora Tamar Tchkonia, autora experta de Mayo Clinic que participó del estudio.
El trabajo plantea que los senolíticos también pueden mejorar la respuesta de los ancianos ante las vacunas y ayudarlos a combatir otras infecciones virales y bacterianas.
“El hecho de que los senolíticos hayan funcionado para proteger a los organismos ancianos de una infección vírica demuestra que este enfoque es acertado. Al deshacerse de una parte de la biología del envejecimiento, las células senescentes, con los senolíticos, los ratones más viejos fueron capaces de resistir el estrés de la infección. Esto sugiere que la reducción de la carga de células senescentes en personas enfermas o de edad avanzada podría mejorar su capacidad de recuperación y reducir el riesgo de muerte por COVID-19”, apuntó otro de los autores, Paul Robbins.
El estudio contó con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud, del Fondo Connor, de los señores Robert J. y Theresa W. Ryan, de los señores Robert P. Arlene R. Kogod, de la Fundación Noaber, del Instituto de Ciencias Traslacionales de la Universidad de Minnesota, del Equipo para Descubrimientos Médicos sobre la Biología del Envejecimiento y del Fondo Irene Diamond para el X premio a la transición doctoral de la Federación Americana de Investigación sobre el Envejecimiento.
Asimismo, contó con el apoyo del director Fesler-Lampert para estudios sobre el envejecimiento y del premio AFAR al profesor principiante.