El fenómeno de la historietaMafalfa, esa niña que nunca envejece

El fenómeno de la historieta

Mafalfa, esa niña que nunca envejece

5 octubre, 2019 Desactivado Por Viviana Peña Balladares

La historieta que inmortalizó al dibujante argentino conocido como Quino, se publicó por primera vez un 29 de septiembre de 1964. Historia de un fenómeno que difícilmente se repita.

Cincuenta y cinco años después de su nacimiento, la historieta argentina Mafalda hace tiempo que se universalizó y sus aventuras son conocidas en el mundo entero. Sólo como muestra de esto que se escribe, se puede señalar que Mafalda ha sido traducida a una veintena de idiomas –entre los últimos, al guaraní, el hebreo y el armenio–, con una cuidada versión en Braille (disponible de forma gratuita en todas las bibliotecas públicas del país), y cuenta además con una película animada filmada en 1982.

El nacimiento de Mafalda fue un 29 de septiembre de 1964, en la entonces muy exitosa revista porteña “Primera Plana”.

Según cuentan algunos, el origen del nombre encuentra su explicación en una película de cine nacional llamada Dar la cara (1962), de José Martínez Suárez con David Viñas como coguionista. En dicho filme hay una beba llamada Mafalda. A Quino le gustó ese nombre y decidió bautizar así a su personaje.

Quienes a lo largo de los años han estudiado el fenómeno Mafalda, creen poder explicarlo en parte a partir de la universalidad de las temáticas que ocupan y preocupan al personaje. Es que Mafalda en sus tiras (a las que no es correcto de cómicas, porque son mucho más que eso) se aboca a analizar y pronunciarse sobre cuestiones diversas como la felicidad, la política, la democracia, la familia, los amigos, la guerra, el arte, la cultura, la escuela, las vacaciones, el hambre, la pobreza, la paz, los derechos de los niños, y tantos otros temas.

 

Joaquín Salvador Lavado, conocido profesionalmente como Quino, nació un 17 de julio de 1932 en la ciudad de Mendoza. Allí vivió hasta los veintidós años, cuando decidió mudarse a Buenos Aires para intentar iniciarse en el mundo del dibujo profesional. La historia dice que su suerte laboral era cambiante, hasta que le llega la propuesta de su amigo Miguel Brascó, escritor y editor, para crear una historieta de apoyo publicitario para una fábrica de electrodomésticos. Y ese es el punto de inflexión y el nacimiento de Mafalda, en 1964. Su despedida llega nueve años después, en 1973.

Más de cinco décadas después, aquellos textos de Mafalda siguen vigentes, como si se hubieran escrito en la actualidad. A lo largo de todos los años que han transcurrido desde 1973, Quino recibió repetidas ofertas para renacer a Mafalda; el autor supo decir en alguna ocasión, apelando a su capacidad para definir cuestiones: “una vez me preguntaron si no pensaba en resucitarla. Y resucitarla significaría que está muerta. Nadie duda de que está bien viva, afortunadamente”.

Una de las tantas particularidades de la historieta es que uno de sus personajes siempre presente el padre de la protagonista, no tiene nombre; no es el caso de la mamá de Mafalda, de nombre Raquel. Otros personajes son Felipe, Manolito, SusanitaMiguelito, y también Guille, el hermano de Mafalda. El último de los personajes en sumarse a la historieta es Libertad.

Quino tiene hace años, asegurado su nombre en letras de molde en la cultura nacional. Premiado con el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y la Medalla de la Orden y las Letras de Francia, el dibujante luego de haber vivido durante años de forma alternativa en nuestro país, España e Italia, ahora está radicado nuevamente en su provincia, Mendoza.

Mafalda, ese personaje inmortal, tiene reconocimientos en el mundo entero. En Buenos Aires, ya tiene su homenaje en San Telmo, muy cerquita del departamento que habitó durante su estadía porteña. En las calles de Buenos Aires se encuentran otros reconocimientos para Mafalda, como por ejemplo algunas de sus inolvidables tiras en los pasillos que conectan la línea A (Perú) con la D (Catedral), del subte porteño.

Pese al paso del tiempo y la llegada de nuevas generaciones, el fenómeno Mafalda sigue vigente. Y no es mala decisión, por ejemplo, regalar uno de sus tantos ejemplares en formato de libro de historietas, para nuestros chicos y no tan chicos. A todos ellos, no importa la edad que tengan, Mafalda siempre tendrá algo que decirles.