Una que sepamos todas5 canciones para conmemorar la lucha de las mujeres trabajadoras

Una que sepamos todas

5 canciones para conmemorar la lucha de las mujeres trabajadoras

7 marzo, 2023 Desactivado Por Germán Costanzo Castiglione

«Balada del incendio en Shirtwaist Triangle», «Chicas de la fábrica de algodón», «Ella trabaja duramente para ganar dinero», «Mujeres trabajadoras» y «Las obreras» son cinco temas que hablan de los abusos a que fueron -y son- sometidas millones de trabajadoras en todo el planeta.

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Balada del incendio en Shirtwaist Triangle»(“Ballad of the Triangle Shirtwaist Fire”)

“Recordando ese terrible accidente y movilizada ante la inexistencia de una balada estadounidense que señalara este trágico hecho, escribí esta balada del incendio en Shirtwaist Triangle”, cuenta Bev Grant, fotógrafa, cantautora y activista norteamericana, a propósito de su canción “Balada del incendio en Blusa Triangle” del disco “¡Estábamos ahí! Canciones de la historia laboral de las mujeres” (2002).

La letra relata el trágico incendio ocurrido en la fábrica textil Shirtwaist Triangle, el accidente de trabajo más mortífero de que se tenga registro en la ciudad de Nueva York.

El incendio arrasó con los tres pisos donde estaban las trabajadoras.

Con la llegada del siglo XX, miles de inmigrantes llegaron a las costas de los Estados Unidos escapando del hambre y la persecución. Se encontraron con los conventillos del Lower East Side, condiciones de trabajo aberrantes y salarios de miseria, sin las mínimas medidas que garantizaran el bienestar y la seguridad en el trabajo ni un estado que se encargara de regularlas. En ese marco, se dio un proceso de lucha por los derechos de la clase trabajadora, que incluía a mujeres y menores.

En el caso de la industria textil, se dio un boom de ventas y producción con el surgimiento de la blusa, entre 1890 y 1910; una prenda que cobró protagonismo especialmente entre las mujeres de la clase trabajadora por su practicidad y libertad de movimiento.

Esta pieza de indumentaria no sólo cambiaría la forma de vestir de las mujeres sino también la forma de producir de la industria textil: la mano de obra que, hasta ese entonces, estaba dispersa, con centenares de costureras trabajando en los diferentes conventillos, pasó a ocupar los pisos de los flamantes rascacielos que se erguían en la ciudad, donde las compañías podían juntar a cientos de mujeres bajo un mismo techo. Una de esas fue Shirtwaist Triangle, que ocupaba los últimos tres pisos del edificio Asch, un rascacielos de Manhattan.

El lugar se convirtió en un símbolo de las revindicaciones para las mujeres trabajadoras. (Foto AFP)

Todos estos elementos confluyeron en esa esquina donde se ubicaba la torre de 10 pisos cuando el 25 de marzo de 1911 sus tres últimos pisos fueron devorados por las llamas en tan solo 18 minutos. La falta de salidas de emergencia y extinguidores, las puertas que se abrían hacia adentro, las trescientas máquinas de coser apiñadas, una pegada al lado de la otra, la falta de espacio y una collilla de cigarrillo en el piso de abajo se llevaron la vida de 146 personas, en su mayoría, trabajadoras mujeres y adolescentes.

De las 300 personas que ocupaban la compañía, alrededor de 60 escaparon por el techo; cerca de 100 llegaron a bajar por los dos únicos ascensores hasta que se cortaron los cables. Las demás quedaron atrapadas. Las escaleras de rescate de los bomberos llegaban apenas al sexto piso. Muchas de ellas, en la desesperación, saltaron al vacío. Lo hicieron juntas, de la mano o abrazadas.

Cada año, para el aniversario de la tragedia, cientos de personas se reúnen para conmemorar la fecha. (Foto AFP)

Esta tragedia despertó las conciencias de una sociedad entera que repetía una y otra vez que esas mujeres y niñas no debían morir en vano. La población acudió de manera masiva a los funerales y 400.000 personas marcharon por las calles de Manhattan en el último adiós a las víctimas.

El incendio de Shirtwaist Triangle constituyó un nuevo estímulo para la organización de los grandes sindicatos y la implementación de medidas de seguridad en talleres y fábricas. Un antes y un después que resultó en la sanción de más de 30 leyes en materia de seguridad laboral.

«Chicas de la fábrica de algodón»(“Cotton Mill Girls”)

Esta canción de origen popular fue grabada por la cantautora estadounidense de música folk Hedy West en su primer álbum homónimo del año 1963.

La letra hace referencia al trabajo infantil en las fábricas de algodón de finales del siglo XIX y principios del XX y a las pésimas condiciones a las que era sometida la fuerza laboral que estaba compuesta por un 35% de hombres, un 40% de mujeres y el 25% restante, de menores entre los 10 y 15 años.

Los Estados del sur permitían el trabajo nocturno para las mujeres y las niñas, en turnos de 12 horas, con salarios paupérrimos. El rostro de una de esas trabajadoras se convirtió en un emblema del trabajo infantil: se trató de Sadie Pfeifer, una niña de alrededor de 10 años que fue fotografiada al final de su turno nocturno en la sala de hilado de una fábrica de Carolina del Sur, como parte de un trabajo de documentación del Comité nacional de trabajo infantil. Ella, de pie junto a las máquinas, exhausta e indefensa frente al peligro de esa maquinaria pesada, abrió los ojos de la sociedad de la época.

Resuenan en tiempo presente los versos que podían oírse cantar en 1915: «Múdate al país del algodón y sal adelante / Son tiempos difíciles, chicas de la fábrica de algodón / Tiempos difíciles en todas partes”.

 

 

«Ella trabaja duramente para ganar dinero»(“She Works hard for the money”)

Después de la ceremonia de los premios Grammy de 1983, Donna Summer siguió los festejos en un after party de un restaurante de Holywood. Cuando fue al baño, encontró durmiendo a la encargada, Onetta Johnson, que había caído rendida por el cansancio.

Luego de charlar con ella, Donna llegó a su casa y escribió de un tirón su canción “She Works hard for the money”, como un homenaje a todas las mujeres trabajadoras del mundo. El video pone de relevancia la doble jornada laboral de las mujeres que implica la suma de cargas vinculadas al empleo, la familia y el hogar, y destaca, en su final, la fuerza que emana de la unión de las mujeres.

«Mujeres trabajadoras»

Las Carlotas, el dúo conformado por las hermanas andaluzas Carmen y Carlota, cantan “Mujeres Trabajadoras”, una canción que es parte del vigésimo noveno disco de su carrera, con rumbas y sevillanas, lanzado en 2020.  En su voz parecen sonar las voces de las trabajadoras de España que entonaban, mientras llevaban a cabo sus tareas, canciones populares, y que, en tanto sujetos femeninos colectivos (lavanderas, hilanderas, verduleras, cigarreras, etc) fueron protagonistas de muchas canciones de la música popular. En este tema de Las Carlotas, son las campesinas, las empleadas domésticas, y las amas de casa. 

«Las obreras»

«Si supiera que cantando
Como las estrellas
Algún alivio tuviera
Qué alegres son las obreras
Bailemos con ellas…»

Esta canción anónima del folklore del norte argentino, recopilada junto a otras por María Elena Walsh y Leda Valladares, fue grabada por ellas en el álbum “Entre valles y quebradas” en 1957; ya para entonces, en nuestro país, las mujeres llevaban más de seis décadas como protagonistas en la lucha obrera.

Recordemos las huelgas de las modistas rosarinas, de las obreras telefónicas, de las fosforeras, que se sucedieron a fines del siglo XIX; la creación de sus propios sindicatos de estas dos últimas, a comienzos del siglo XX, y el nombre de la puntana Virginia Bolten, feminista, sindicalista y anarquista que luchó por los derechos de la mujer con un fervor y una capacidad que le valieron el apodo “Louise Michell”,  (en alusión a la revolucionaria francesa y feminista) y quien fundó el periódico «La voz de la mujer», que desde su primer número, en 1896, arengaba:

“Y bien: hastiadas ya de tanto y tanto llanto y miserias, hastiadas ya del eterno y desconsolador cuadro que nos ofrecen nuestros desgraciados hijos, los tiernos pedazos de nuestro corazón, hastiadas de pedir y suplicar, de ser el juguete, el objeto de los placeres de nuestros infames explotadores o de viles esposos, hemos decidido levantar nuestra voz en el concierto social y exigir, exigir decimos, nuestra parte de placeres en el banquete de la vida”.

 

 

FUENTE:TELAM/Por Carolina Santos y Silvia Arcidiacono